sábado, 30 de marzo de 2013

Cómo ayudar al niño a que sea Fuerte para este mundo



Por Nancy Ortiz



Esta corriente tiene muchos matices, uno de ellos es que deciden enviar a sus hijos a colegios exigentes para que “se preparen para este mundo competitivo”. He escuchado decir que temen mandarlos a escuelas con orientación artística o humanística porque les enseñan a los niños a estar "fuera de la realidad"; que la realidad es prepararlos para que puedan enfrentarse a este mundo; y se lee entre líneas “mundo cruel”.
En definitiva una educación autoritaria, exigida para generar un niño competidor, seguro y fuerte, lamentablemente no hace más que dar como resultado un adulto  perdido, débil o con una postura de seguridad superflua al estar desconectado de su verdadera identidad. Como dice Laura Gutman: "El futuro o el éxito de los chicos en una sociedad competitiva depende más de la estructura emocional, del amor, de la mirada, de la contención, de la comprensión de su ser niño y del juego creativo que del inglés que pueda aprender a los 4 años, o del colegio "superprestigioso"..." Libro: “Maternidad y el encuentro con la propia sombra”
Recordemos que los niños de hoy tienen una fuerte energía, y necesitan encontrar adultos capaces de guiar esta fuerza, y también de contenerla. Necesitan descubrir en el adulto a una verdadera autoridad, que no es lo mismo que un ser autoritario. 
Muchas veces tememos poner límites porque tememos ser autoritarios, y esto tampoco es sano. Si el niño percibe el puesto de “autoridad” libre, lo ocupará él mismo, y esto no traerá más que desequilibrio.
Si el padre o educador no sabe ponerle límites con amor y sana autoridad, se los terminará poniendo el mundo de la forma que sea. Por eso es importante que tomemos el rol de sana autoridad, de autoridad en amor, y ayudemos a estos niños a ser fuertes y sanos en lo que pueden, y a poder aceptar aquello que aún no pueden, en busca de que en algún momento puedan autosuperarse.
Es un niño emocionalmente contenido; es decir, es un niño  que ha recibido y recibe sanos límites, sanas frustraciones, sanos enojos contra un padre porque “no puede hacer lo que quisiera”. Pero también un niño fuerte es un niño que ha conservado su curiosidad, que se siente seguro, capaz de hacer y llegar a donde quiere. Es un niño vital porque tiene delante un adulto que ha sabido cuándo dejar que descubra por sí mismo su camino, cuándo dejar que se equivoque; que lo ha dejado experimentar, que ha sabido reconocer sus temores y lo ha dejado avanzar y ser protagonista de su vida.
Y atención, lo remarco: no ayudamos al niño a ser fuerte y sano si se le dice a todo que “si” parano dañarlo. Aquí estaremos creando un ser tirano y manipulador.
Un niño fuerte es un niño con un fuerte carácter, con una voluntad firme, con una determinación tenaz. Un niño fuerte es un niño cuestionador, movedizo, inquieto. 
En definitiva, un niño fuerte es un niño sano; y un niño sano es un niño vital, repleto de energía dispuesta para gastar en movimiento corporal, para experimentar y saciar su curiosidad por el mundo nuevo que se abre ante sus ojos. 
Por supuesto que como educadores debemos aprender a guiar a esta energía que traen, en vez de bloquearla como a muchos adultos de hoy les ha sucedido. Generaciones anteriores, al no saber acompañar esta fuerza, al tenerle miedo al descontrol, al temer perder la autoridad, se inclinaron por una educación coercitiva, limitante, que ha bloqueado muchas de las fuerzas necesarias para un sano desarrollo del mundo emocional, físico y espiritual del niño.

Un niño fuerte no es un niño sumiso, ni obediente todo el tiempo, pero tampoco es un niño que no sabe respetar u obedecer, y reconocer, en el momento que se le pide, a una sana autoridad.
Por supuesto que como educadores debemos aprender a guiar a esta energía que traen, en vez de bloquearla como a muchos adultos de hoy les ha sucedido. Generaciones anteriores, al no saber acompañar esta fuerza, al tenerle miedo al descontrol, al temer perder la autoridad, se inclinaron por una educación coercitiva, limitante, que ha bloqueado muchas de las fuerzas necesarias para un sano desarrollo del mundo emocional, físico y espiritual del niño. 
Un niño fuerte no es un niño sumiso, ni obediente todo el tiempo, pero tampoco es un niño que no sabe respetar u obedecer, y reconocer, en el momento que se le pide, a una sana autoridad.
Un niño fuerte no es un niño sumiso, ni obediente todo el tiempo, pero tampoco es un niño que no sabe respetar u obedecer, y reconocer, en el momento que se le pide, a una sana autoridad.
Comenzar por el principio
Comenzar por el principio
Antes de avanzar y de pensar cómo educamos a los niños, debiéramos tomarnos un tiempo en silencio y soledad para repasar cómo me han educado a mí: Cómo fue mi propia infancia, los límites que he recibido o que no he recibido, la flexibilidad o la rigidez con la que he crecido, los miedos que he heredado; las ideas, creencias que arrastro porque han sido cotidianas en mi infancia.
Desde ahí debo partir, primero para no repetir un esquema educativo que tal vez hace daño; y segundo porque cuando comienzo a sanar o a conocerme, me empiezo a encontrar conmigo mismo. Encuentro una estabilidad emocional, o me siento emocionalmente tranquilo en vez de en un equilibrio inestable que rápidamente se ve amenazado ante un desafío del niño. Pasamos de sentirnos perdidos a sentirnos adentro de nosotros en completo bienestar; y desde ese bienestar podemos ser verdaderos guías y tener claridad en los momentos dificultosos.
Creadora del Curso a distancia "Los Niños de Hoy"


¿Qué imagen tenemos de este mundo? ¿Y cómo consideramos que es un niño fuerte para este mundo? ¿Cuáles son las palabras que primero se le vinieron a la mente?
Dos posturas que buscan fortalecer al niño: ¿Educación firme o flexible?
Por un lado hay una corriente de educación exigente, de padres que tienden a ser autoritarios, firmes o rígidos en sus límites y órdenes. Adultos que en general toman decisiones por los niños sin siquiera preguntarles lo que quisieran, porque “aquí mando yo”. Estos adultos en general consideran que el niño debe saber obedecer y acatar órdenes ante una autoridad para poder vivir o sobrevivir bajo las reglas de este mundo.
Por otro lado hay otra corriente educativa que decide tener un acompañamiento más flexible. Y comprenden esta flexibilidad como una educación de “dejar ser y hacer”. Muchos padres desde esta visión temen ser autoritarios, dejan que los niños tomen decisiones de pequeñas a grandes. No saben cómo decirles “no”; titubean, temen bloquearles sus capacidades o su libertad. Consideran que son niños que tienen la sabiduría suficiente para tomar sus decisiones sobres sus vidas, o bien prefieren no poner límites para no bloquear esta sabiduría.
Ambas posturas buscan generar un niño seguro, fuerte, capaz de enfrentar y resolver distintas situaciones.  Estas posturas, como las he planteado, representan dos polos casi opuestos. Y para no caer en los extremos y poder hallar el punto medio, el equilibrio, debemos primero tener en claro qué es lo más sano para el niño, qué es lo que verdaderamente lo hace fuerte, o ayuda a conservar su verdadera fortaleza.
De los extremos al equilibrio
Debemos saber que el bienestar de un niño en este mundo no se asegura  al ofrecerle una educación meramente rígida y autoritaria, o una educación meramente intelectual, exigida desde temprana edad. Esto en vez de fortalecerlo, lo debilita porque lo lleva a un gran desconocimiento de sí mismo, a un profundo alejamiento de sus verdaderas necesidades e intereses. Produce en el fondo aquella sensación tan reiterada hoy en día en los adultos: Estamos con nosotros mismos pero no sabemos quiénes somos, qué queremos en realidad.
Pero tampoco se trata de no exigirlo en nada, ni darle siquiera sanas responsabilidades acordes a su edad. Tampoco es sano dejarlos hacer y no hacer a su gusto, esto también debilita y confunde.
Un niño fuerte para este mundo
Un niño fuerte es un niño que recibió y recibe amor constantemente, abrazos, posibilidades de juego creativo y libre; es un niño que crece en contacto con la naturaleza, que despliega su fantasía libre de tecnología que lo limita. 
Un niño fuerte es un niño que sabe que hay veces que podrá llegar a sus objetivos y que otras veces no podrá. Es un niño que gracias a los sanos límites del adulto aprende a tener tolerancia al error o la frustración de no poder hacer siempre lo que quiere.
Un niño fuerte para este mundo es un niño que sabe lo que quiere, que conoce sus necesidades y las respeta. Es un niño que no perdió la solidaridad, el compañerismo, la compasión y el amor que ha traído como cualidades inherentes a su ser. 
Hay veces que resultará muy fácil acompañar la fuerza de estos niños sin bloquearla ni dejarla a la deriva. Otras veces sentiremos que es demasiado, que no sabemos cómo…
Los niños así como han venido a encontrarse con su propia evolución, también vienen a ayudarnos a evolucionar.
Y parecerá que es magia, algo increíble, pero no lo es: cuando nosotros, los adultos, comenzamos a trabajar en nosotros, a reconocernos, a plantearnos un nuevo camino, los niños se permiten soltar los roles insanos en los estaban. Se permiten dejarse guiar porque empiezan a confiar en nosotros, simplemente porque perciben que nos hemos encontrado, que somos capaces de contenerlos y guiarlos en todo momento. Esto les despierta tal confianza que ya no sienten necesidad de ponernos a prueba.

viernes, 29 de marzo de 2013

SESIÓN DE PSICOMOTRICIDAD



12 DE MARZO.

Los alumnos del curso de Psicomotricidad Educativa y Preventiva, prepararon una actividad de 2 horas para más 100 niños de 3 y 4 años del Colegio Patronato San José en Gijón.





Los nerviosos estaban a flor de piel, pues eran muchos niños y esta era su primera experiencia como Psicomotricistas.


¡¡¡Enhorabuena chicos!!!
Habéis hecho un gran trabajo.
La risa de los niños es un gran regalo.


En nombre del grupo y en el mío propio, 
¡¡¡¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!!!!


Gracias al Centro, por recibirnos tan calurosamente.

Gracias a los profesores por su participación y colaboración.
Y sobre todo, GRACIAS a vosotros, LOS NIÑOS, por darnos la oportunidad de compartir y aprender con esta experiencia, que para nosotros será inolvidable. Una vez más, vosotros, sois los maestros y nosotros los alumnos. Es un privilegio tener la oportunidad de seguir creciendo como profesionales y como personas gracias a vosotros. Sin vosotros esto no es posible. ¡¡¡¡GRACIAS!!!!




Así estaba la sala antes de empezar.









LA MASCOTA




Comienza el juego con gran explosión de movimiento y alegría.






















    Explorando el espacio  y descubriendo todas las posibilidades a través de la experimentación.







 


 
 



A través del juego podemos encontrarnos con el adulto desde otro lugar. 














Con distintas actividades en cada espacio, pudimos desarrollar la creatividad.

Trepamos, saltamos, hicimos volteretas, ...



No olvides que todavía estoy aprendiendo a dominar mi cuerpo y que esto es fundamental para el desarrollo de mi identidad. Necesito tiempos de exploración sensoriomotriz. Así conseguiré sentirme más seguro. 



Aprendimos a través de los contrastes. Jugamos con el sonido y el silencio .... la luz y la oscuridad ...

 Vuelta a la calma ... es importante relajarse antes de volver a las actividades escolares.

Al principio cuesta un poco bajar el tono, 
pero los niños también disfrutamos relajándonos.


 

 




Nada como experimentar a nivel corporal para después poder trabajar en la mesa mucho más centrados. Me ayuda a comprender. Ahora puedo plasmar mejor, en un dibujo, todos los conceptos que me enseña mi profe: arriba, abajo, dentro, fuera, muchos, pocos, lejos, cerca, ... en fin ... si no lo crees observa 
nuestros dibujos.






















NO OLVIDÉIS QUE SOLO TENGO 4 AÑOS Y LO QUE TENGO QUE APRENDER, LO APRENDO HACIENDO. 
GRACIAS POR AYUDARME
ASÍ TODO ES MUCHO MAS FÁCIL.
¡¡¡GRACIAS!!!





viernes, 22 de marzo de 2013



DERECHOS PARA LOS NIÑOS CON TDAH


  • 1. AYÚDAME A PONER ATENCIÓN: Por favor enséñame a través de mi sentido del tacto. Necesito movimiento corporal.
  • 2. NECESITO SABER QUE VIENE DESPÚES: Por favor dame un ambiente estructurado donde haya una rutina de la que pueda depender.
  • 3. ESPÉRAME, TODAVÍA ESTOY PENSANDO: Por favor permíteme ir a mi propio ritmo. Si estoy apurado, me siento triste y me confundo.
  • 4. ME CUESTA TRABAJO, NO LO PUEDO HACER: Por favor bríndame opciones para solucionar los problemas. Si estoy bloqueado necesito saber el camino.
  • 5. ¿ESTÁ CORRECTO? NECESITO SABERLO AHORA: Por favor dame una retroalimentación positiva y enriquecedora de cómo lo estoy haciendo.
  • 6. ¡NO LO OLVIDÉ, NO LO ESCUCHE!: Por favor dame las indicaciones una por una, y pídeme que repita lo que creo que dijiste.
  • 7. ¡NO LO SABÍA, NO ESTABA EN MI LUGAR!: Por favor recuérdame parar, pensar y actuar.
  • 8. ¿YA CASI TERMINO?: Por favor dame periodos cortos de trabajo con metas a corto plazo.  
  • 9. ¿QUÉ?: Por favor no digas "Ya te dije eso". Dímelo otra vez, en diferentes palabras. Dame una señal. Dibuja un símbolo.
  • 10. ¿YO SÉ, ESTÁ TODO MAL?: Por favor hazme sentir orgulloso por éxitos parciales. Prémiame por mi esfuerzo personal, no sólo por perfección.
  • 11. ¿POR QUÉ SIEMPRE ME GRITAN POR ALGO?: Por favor fíjate si hago algo bien y felicítame por alguna buena conducta que tenga. Recuérdame mis fortalezas cuando tenga un mal día.

    http://aulapropuestaeducativa.blogspot.com.es/2011/09/derechos-para-los-ninos-con-tdah.html?spref=tw

domingo, 17 de marzo de 2013


Desarrollo Psicomotor

Articulo publicado por Klgo. Alexis Moya R.
Bases conceptuales

El término “desarrollo psicomotor” es, en ocasiones, objeto de crítica pero es el más utilizado para referirse a la progresiva adquisición de habilidades del niño, en las diferentes áreas del desarrollo, durante los primeros años de vida.

Los márgenes de las edades a las que se aplica no están bién definidas pero existe un consenso en limitarlo a los primeros 3 años de vida.

También se utilizan como sinónimos los términos “maduración” y “desarrollo” pero tienen un significado diferente: maduración es el proceso de organización progresiva de las estructuras morfológicas y el desarrollo refleja un incremento de las habilidades funcionales (E. Fernández-Alvarez).

Encontramos diferentes formas de definir el desarrollo. Uno de los autores clásicos que más ha contribuido en la formación de los pediatras sobre tema es Illingworth. Para este autor, el desarrollo es un proceso continuo que abarca desde la concepción hasta la madurez, con una secuencia similar en todos los niños pero con un ritmo variable.

Otros autores lo definen como las múltiples transformaciones que en lo biológico, psíquico y social, experimenta el producto de la concepción hasta llegar a la complejidad del ser adulto.

Convencionalmente se habla de desarrollo psicomotor normal el que permite al niño alcanzar las habilidades correspondientes para su edad (normalidad estadística).

La mayoría de definiciones pecan de imprecisas, pues no existe una línea clara que delimite lo normal y lo patológico.

«Lo único que se puede decir es que cuanto más lejos del promedio se encuentre un niño, en cualquier aspecto, es menos probable que sea normal» (Illingworth).

Variaciones del desarrollo psicomotor:

La progresiva adquisición de funciones normales no se realiza según un programa secuencial rígido, una de sus características es la variabilidad:

-Variaciones en el ritmo
-Variaciones en el modelo

Un ejemplo bien conocido es la adquisición de la marcha, que puede variar entre los 9 y los 16 meses (sin que tenga ninguna relación con la capacidad motriz o intelectual futura), o las variaciones en el desplazamiento previo a la marcha: un 85% aproximadamente de los niños gatean antes de caminar, otros se desplazan sentados y algunos pasan directamente de la sedestación a la marcha. En otras áreas del desarrollo también podemos ver variaciones o disociaciones, sin patología de base.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es la influencia de diversos factores, internos o externos que pueden alterarlo (no solo neurológicos), ambientales, hipoestimulación y también la influencia de factores que pueden alterar el «rendimiento» del niño en un día determinado. (En caso de duda es importante observar al niño en diferentes momentos o situaciones).

El conocimiento de las características normales del desarrollo es básico para todos los profesionales involucrados en el cuidad del niño.

EL PEDIATRA

El pediatra suele ser el primer profesional que establece contacto con niños de corta edad y sus familias, por lo que debe estar preparado para valorar y detectar si el niño se desvía de la normalidad.

Se deben tener en cuenta diferentes procedimientos y fuentes de información, respecto a la evolución del niño: escuchar las preocupaciones de los padres, la observación reiterada del niño y la aplicación sistemática de algún instrumento de cribado.

La Academia Americana de Pediatría recomienda la utilización de pruebas estandarizadas para detectar problemas de desarrollo, como parte sistemática de las visitas preventivas de salud. La identificación de los trastornos del desarrollo basándose solamente en la impresión subjetiva del médico es insuficiente.

Se ha demostrado que, utilizando solo el juicio clínico se detectarían, antes de la edad escolar, menos del 50% de los niños con retraso mental, retraso de lenguaje u otros problemas de desarrollo.
 
Un instrumento útil para la detección de los trastornos del desarrollo son las denominadas pruebas de cribado o de “screening”. No son instrumentos de medida del desarrollo, si no instrumentos de detección).

La prueba de cribado de desarrollo más difundida y adaptada a muchos países es el DDST (Denver Developmental Screenig Test). La Tabla de Desarrollo Llevant y Haizea-Llevant, se está utilizando cada vez más en los Protocolos de Medicina Preventiva en la edad Pediátrica.

La utilización de Screening de desarrollo, aplicados a la población general y en especial a la población de riesgo, ayuda al mejor conocimiento del desarrollo normal, a la sistematización en la exploración y evita que se deje de valorar algún aspecto del desarrollo.

Se ha de tener en cuenta la introducción de otros instrumentos para la detección de los trastornos de desarrollo, como los cuestionarios, por ejemplo el cuestionario de Achenbach, para la deteción precoz de trastornos de conducta

El objetivo principal es la detección temprana de los trastornos psicomotores. Cuanto antes se actúa sobre un problema de desarrollo o un daño cerebral, mayores serán las posibilidades terapéuticas y de prevención secundaria de los defectos añadidos.

Los niños con sospecha de trastorno del desarrollo deben someterse a una valoración más específica y si se confirma el trastorno, iniciar una intervención terapéutica.

En la práctica clínica de la normalidad y de las variaciones del desarrollo normal, va permitir la detección de la anormalidad y la puesta en marcha de medidas terapéuticas.

El conocimiento de posibles factores de riesgo, como antecedentes pre o perinatales del niño (por ejemplo la prematuridad, sufrimiento perinatal), del entorno familiar y social, permitirá a los profesionales relacionados con el niño, estar más alerta sobre posibles problemas.

El propósito de esta exposición es describir brevemente los hitos más importantes del desarrollo normal, desde el nacimiento hasta los 3 años, con enfoque práctico, que nos ayude en la detección de posibles trastornos y en la orientación terapéutica.

Recordemos que se han de valorar las áreas: SOCIABILIDAD, LENGUAJE, MOTRICIDAD AMPLIA Y FINA Y SENSORIAL.

MOTRICIDAD

Diferentes Autores enfatizaron sobre la importancia de las interacciones sensoriomotrices en los primeros años para favorecer el desarrollo del pensamiento y la inteligencia del niño. El movimiento permite al niño explorar y actuar sobre el medio. “El movimiento es el vehículo de la expresión”, dice Isabel Rapin.

El desarrollo motor transcurre en general según unas leyes determinadas, en dirección céfalo-caudal y de axial a distal, con una progresiva diferenciación, desde actos amplio y globales a precisos y complejos, pero existe una amplia dispersión en la adquisición de las habilidades motrices así como una gran variación en el modelo y en el ritmo de desarrollo.

SOCIABILIDAD

Es difícil resumir la normalidad, dada la amplitud del tema, pero la presencia o ausencia de algunos ítems nos facilita la detección de un posible trastorno del desarrollo. Por ejemplo la sonrisa social indica que el niño ha contactado, se ha comunicado con una persona (es un fenómeno exclusivo humano, no le sonríe a un objeto)

La evolución del vínculo afectivo, entre los 3 -5 meses el niño adquiere la habilidad para diferenciar entre la figura materna (o familiar) y desconocidos.

Entre el 8-10 mes la mayoría de niños reaccionan ante el extraño, lloran o lo rechazan

El juego es otro dato importante para valorar al niño. Alrededor del año inicia la imitación de gestos.

Al año y medio imita juegos y a partir de los 2 años aparece el juego simbólico (sustituye la realidad por imágenes y símbolos)

La fase de oposición o negativismo es característica de los 3 años. La edad del “no” (es una manera de autoafirmarse, del reconocimiento de su propia identidad)

LENGUAJE

Diversas investigaciones demuestran la existencia de procesos de comunicación entre el niño y sus cuidadores antes de que aparezcan los primeros vocablos significativos.

De forma esquemática se resumen algunos datos que pueden servir de orientación para valorar si el desarrollo de lenguaje es el adecuado para la edad.

En general la comprensión es mucho más amplia que la expresión, por lo tanto, cuando valoramos el lenguaje tenemos en cuenta la comprensión, la expresión y sobre todo el interés comunicativo.

Un ambiente rico en lenguaje, en la relación diaria, favorece la evolución en esta área.

DESARROLLO SENSORIAL

La maduración sensorial es más rápida y durante el primer semestre se consigue prácticamente un desarrollo de la vista y del oído similar al del adulto

SIGNOS DE ALERTA

Si el niño se aparta de la normalidad, valoraremos que signos de alerta que presenta.
Un signo de alerta es la expresión clínica de una desviación del patrón normal de desarrollo
No supone necesariamente la presencia de patología neurológica, pero su detección obliga a realizar un seguimiento riguroso.

Signos de alerta a cualquier edad

Retardo en las adquisiciones
Estancamiento o regresión en las habilidades adquiridas
Persistencia de conductas propias de etapas previas
Presencia de signos físicos anormales
Asimetrías posturales o de la función motriz
Calidad no adecuada de las respuestas
Formas atípicas del desarrollo

Signos de alerta morfológicos.

En el examen general se pueden detectar distintas anomalías congénitas mayores o menores, alteraciones cutáneas, anomalías del crecimiento, etc, que pueden ayudar en establecer la causa de su trastorno.
Los trastornos evidentes en la exploración, como rasgos dismórficos, alteración cutáneas, organomegalias, etc, los agrupamos como signos morfológicos:
Fenotipo peculiar (hipertelorismo, pabellones auriculares displásicos...)
Estigmas cutáneos (manchas acrómicas, café con leche, anomalías de la pigmentación)
Crecimiento anormal del perímetro craneal:
        -microcefalia (percentil 3)
        -macrocefalia (percentil 97)
Fontanela tensa, anomalías de suturas
Ojos en Sol poniente, cataratas, opacidad corneal, hipertelorismo, etc
Pabellones auriculares displásicos
Anomalías nasales
Pelo peculiar
Anomalías de extremidades
Organomegalias
Hipogonadismo
Otros

Signos de alerta en el desarrollo sensorial.

La visión y la audición son imprescindibles para el desarrollo adecuado, tanto de la función motriz como de la adquisición de lenguaje y sociabilidad.
La consecuencia de estos déficits sobre el resto del desarrollo va a depender, en gran medida, de la edad de su detección y de la instauración de un tratamiento precoz.
Los niños con mayor riesgo de deficiencia visual son los prematuros, niños con síndromes malformativos en los que pueden estar asociadas anomalías oculares, niños con sospecha de infección congénita.
La audición debe ser vigilada de manera especial en niños con antecedentes de infección congénita, especialmente el citomegalovirus, hiperbilirrubinemia neonatal, microcefalia, tratamiento con aminoglucósidos,
etc.

Son signos de alerta de las funciones visual y auditiva:

Movimientos oculares anormales
Ausencia de seguimiento visual
Escaso interés por las personas u objetos
Escasa o nula reacción a la voz o sonidos
Falta de orientación hacia la fuente de sonido a los 6 meses
Retraso del lenguaje

Signos de alerta en el desarrollo motor

La motricidad es uno de los aspectos del desarrollo que más preocupa a los padres, siendo el retraso de la marcha motivo de consulta frecuente.
En ocasiones el retraso motor es la manifestación de una patología central (parálisis cerebral), de enfermedades neuromusculares (miopatía, neuropatía), puede ser manifestación de un retraso mental o tener otras causas (factores ambientales, factores genéticos, hiperlaxitud ligamentosa, déficit sensorial, factores emocionales, enfermedad sistémica crónica, etc

Son signos de alerta en el desarrollo motor:

No control cefálico a los 4 meses
No sedestación 9 meses
Ausencia de desplazamiento autónomo a los 10 meses
Ausencia de marcha autónoma 16-18 meses
Trastornos del tono muscular (hipotonía, hipertonía )
Pulgar en addución, (más si es unilateral), después de los 2 meses
Asimetrías en la postura o en la actividad de las manos
No coge un objeto a partir de los 5 meses
Movimientos anormales (temblor, distonía, dismetría)
Desarrollo motor atípico: «shuffling», marcha de puntillas

Signos de alerta en el desarrollo de lenguaje.

Se incluyen en este grupo las dificultades en el desarrollo de las capacidades comunicativas y verbales, tanto a nivel de la comprensión del lenguaje como de las capacidades expresivas o de articulación.
Un retraso en la aparición de las primeras palabras, puede ser indicativo de un problema auditivo. Si este retraso se acompaña de una falta de interés comunicativo, puede indicar retraso mental o ser un signo de alerta de un trastorno generalizado del desarrollo (autismo).
Ausencia de vocalizaciones recíprocas en los primeros meses
Escasa reacción a la voz materno
No gira la cabeza al sonido
Falta de balbuceo en el segundo trimestre
Ausencia de bisílabos a los 18 meses.
No comprende ordenes sencillas a los 18 meses
No señala partes de la cara a los 2 años
Ausencia de lenguaje propositivo a los 2 años
Estereotipias verbales o ecolalias desde los 2 años
No dice ninguna frase a los 30 meses

Signos de alerta en el desarrollo cognitivo.

Se incluyen en este grupo los trastornos referidos a diferentes grados de déficit mental o disfunciones específicas en el proceso cognitivo. En ocasiones se consulta por un retraso de lenguaje y se observa que existe un retraso psicomotor: no solo están retrasada la expresión si no la capacidad de simbolización y la comprensión.
Algunos signos de alerta en el desarrollo cognitivo:
Ausencia de viveza en la mirada
No sonrisa social
Escaso interés por personas u objetos
Escasa reacción ante caras o voces familiares
No extraña (12m)
No imita gestos (12m)
No comprende prohibiciones (12m)
No señala con el índice (12 meses)
No comprende ordenes sencillas (15 meses)
No realiza juego imitativo (18 meses)
Conducta o juego estereotipados

Signos de alerta de posible trastorno de conducta.

En general son más fáciles de detectar las alteraciones físicas que las psicológicas, incluyendo en éstas, los trastornos de conducta, temperamento o relación.
Los trastornos de conducta son frecuentes en la edad infantil. Entre un 5-15% de niños de 1-4 años presentan trastornos de conducta que serían subsidiarios de atención psicológica. Algunos signos de alerta pueden detectarse desde los primeros meses, mediante una observación adecuada y la ayuda de algunas escalas, como por ejemplo la escala de Achenbach, a partir de los 18 meses de edad.

Son signos de alerta:

Irritabilidad frecuente
Apatía, desinterés, pasividad
Ausencia de sonrisa social a los 3 meses
Rechazo del contacto físico
Falta de interés por el entorno o las personas que lo cuidan
Autoestimulación / autoagresión
Juego estereotipado, ausencia de juego imitativo
Aislamiento, timidez extrema
Crisis de ansiedad, baja tolerancia a la frustración
Cambio continuo de actividad
Conducta desorganizada, oposicionista



Trastorno generalizado del desarrollo (TGD)

La mayoría de padres de niños con (TGD), también llamado trastorno del espectro autista (TEA), expresan alguna inquietud entre los 18-24 meses, sin embargo, con mucha frecuencia, permanecen sin diagnosticar hasta edades preescolares tardías (Cabanyes-Truffino, 2004.)

El TGD se caracteriza por la presencia de alteraciones cualitativas de la interacción social y de la comunicación y por una importante restricción de los intereses, actividades y conductas. Diferentes alteraciones del desarrollo pueden presentar algunos síntomas parecidos a los descritos en el TEA, por lo que el diagnóstico precoz tiene importantes limitaciones. En cualquier caso, el reconocimiento de una serie de conductas en un niño de 18 meses, como el no señalar un objeto con la finalidad de que el adulto lo mire, la ausencia de atención compartida, o de juego de imitación, debe alertar sobre la posibilidad de un TEA y debe dirigirse al niño a un equipo multidisciplinario especializado para completar el diagnóstico.

MANEJO TERAPÉUTICO DEL NIÑO CON TRASTORNO DEL DESARROLLO O CON RIESGO ELEVADO DE PRESENTARLO

La detección temprana de un TD permitirá instaurar un programa de Atención Temprana, entendida como el conjunto de actuaciones de carácter preventivo, de detección, diagnóstico e intervención terapéutica que pueda mejorar la sintomatología y en ocasiones evitar que una patología se instaure como definitiva.
La atención precoz va dirigida a los niños que presentan trastorno del desarrollo, sea de tipo físico, psíquico o sensorial, o que estén en situación de riesgo biológico o social.
Se consideran en situación de riesgo biológico aquellos niños que durante el periodo prenatal, perinatal o postnatal, han estado sometidos a condiciones que pueden alterar el proceso de maduración del SN (por ejemplo la prematuridad, la asfixia, etc)
Son niños en situación de riesgo ambiental, los que viven en situaciones poco favorables, circunstancias adversas del entorno (negligencias, abusos, malos tratos), que pueden alterar el proceso de desarrollo.
Los problemas biológicos precoces hacen al niño más vulnerable al ambiente adverso.
Las acciones o intervenciones se llevan a cabo en los Centros de Desarrollo Infantil y Atención
Precoz, considerando las necesidades, no sólo al niño sino también a la familia y a su entorno.

BIBLIOGRAFÍA
1.- American Academy of Pediatrics, Comité on Children With Disabilities. Developmental Surveillance and Screening of Infants and Joung Children. Pediatrics 2001; 108: 192-195
2.-
Cabanyes-Truffino J, García-Villamisar D. Identificación y diagnóstico precoz de los trastornos del espectro autista. Rev Neurol 2004; 39: 81-90
3.- Callabed J. Detección Precoz de trastornos del desarrollo en niños / as de 2 y 3 años mediante la aplicación del child behabior checklist (CBCL) de Achenbach en un barrio de Barcelona. Tesis Doctoral, 2005
4.- Doménech Llaberia E. Signes d´alarma en el desenvolupament psicològic d´un infant abans dels trenta mesos d´edat. But Soc Cat Pediatr 1994; 54: 67-71
5.- Garcia Gallego A, Samarra Riera JM. Desarrollo psicomotor y social del niño. Normalidad y trastornos más frecuentes. Formación Médica Continuada en Atención Primaria. 1997; 4:563-576.
6.- Gesell A, Amatruda C. Diagnóstico del desarrollo normal y anormal del niño. Ed Paidos Ibérica, Barcelona 1981 
7.- Grupo de Atención Temprana. Libro blanco de la atención temprana. Ed Real Patronato de Prevención y de Atención a Personas con Minusvalía. Barcelona, 2001
8.- Illingworth RS. El desarrollo infantil en sus primeras etapas normal y patológico.. Editorial Médica y Técnica, SA.Barcelona 1983
9.- Lavigne JV, Binns HJ, Christoffel KK, Rosenbaum D, Arend R, Smith K, Hayford JR, McGuire PA.
Behavioral and Emocional Problems Among Preschool Children in Pediatric Primary Care: Prevalence and Pediatricians´ Recognition. Pediatrics 1993; 91: 649-655
10.- Levy SE, Hyman SL. Valoración Pediatrica del niño con retraso del desarrollo.
Clinicas Pediatricas de Norteamérica 1993; 3: 489-503
11.- Majnemer A, Shevell M. Diagnostic yield of the neurologic assessment of the developmentally delayed child. J Pediatr 1995; 127:193-199
12.-
Pedreira JL. Protocolos de Salud Mental Infantil para la atención primaria.. Editorial libro del año. Madrid, 1995
13.- Protocols de Medicina Preventiva a l´edat Pediàtrica. Programa de seguiment del nen sa. Generalitat de Catalunya. Departament de Sanitat i Seguretat Social.
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14.- Rydz D, Shevell M, Majnemer A, Oskoui M. Develpmental Screening. J Child Neurol 2005; 20: 4-21
Shevell MI, Majnemer A, Resenbaum P, Abrahamowicz. Profile of Referrals for Early Childhood Developmental Delay o Ambulatory Subspecialty Clinics.
J Child Neurol 2001; 16:645-650
15.- Taula de Desenvolupament Psicomotor. Generalitat de Catalunya. Departament de Sanitat i Seguretat Social, Barcelona 1988.


Referencia: V REUNIÓN ANUAL DE LA SOCIEDAD ASTURIANA DE PEDIATRÍA DE ATENCIÓN PRIMARIA